Dicho movimiento pretende que se cambie el nombre del San Pedrito de Puerto Rico del actual Todus mexicanus, a Todus portoricensis. Y claro, todos desearíamos que el nombre de una de las aves endémicas de Puerto Rico refleje que es de esta isla y no de México como implica su nombre científico actual. Sin embargo, cambiar un nombre científico no es sencillo y existen reglas para esto. Los argumentos que plantean para justificar el cambio del nombre, a mi entender, no son válidos y refleja poco entendimiento del porqué y cómo de los nombres científicos y las reglas que los rigen. En esta y la siguiente entrada les explicaré esto (Parte 1), al igual que el porqué del nombre científico del San Pedrito de Puerto Rico (Parte 2).
San Pedrito de Puerto Rico (Todus mexicanus). Foto tomada por el autor en Rincón. |
Una breve introducción al sistema de nomenclatura binomial
En el 1753 a través de su publicación Species Plantarum el naturalista Carlos Lineo introdujo al mundo el sistema de nomenclatura binomial o nombre científico. Mediante este sistema se les proporciona un nombre científico a cada organismo viviente (o extinto), lo cual sirve como identificación particular para esa especie y como lenguaje universal con el fin de que cuando científicos de distintas partes del mundo estén estudiando el mismo organismo se puedan entender. Los nombres científicos se escriben en itálicas, son latinizados, generalmente consistiendo de combinaciones de palabras en Latín o Griego (aunque otras lenguas también se usan), el género se escribe en mayúscula, mientras que la especie siempre va en minúsculas. Estos nombres usualmente reflejan una característica o relación del organismo, el lugar de donde proviene, le hace honor a alguna persona (ya sea por sus aportaciones al campo, o por ser quien lo encontró o inspiró al autor), o una combinación de estos. Asignar nombres científicos evita la confusión que puede surgir si se utilizasen nombres comunes, ya que estos son más distintivos del lugar o lenguaje local. Por ejemplo, el ave que conocemos en Puerto Rico como pavo, se conoce en México como guajolote, los cuales son nombres muy distintos; sin embargo su nombre científico, Meleagris gallopavo, es el mismo sin importar en que parte del mundo estés. El nombre científico consta de dos partes, la primera parte, el género, es más inclusiva, ya que dentro de un género pueden existir distintas especies. La segunda parte, la especie, es más exclusiva, y sirve para distinguir entre especies bajo un mismo género. Un ejemplo, sería la especie a la cual pertenecemos los seres humanos, Homo sapiens. El género Homo incluye otras especies, tales como el Homo erectus o el Homo floresiensis; el epíteto sapiens es entonces el que utiliza para distinguirnos a nosotros de estas otras.
Sin embargo, aún con la existencia del sistema binomial, en la primera parte del siglo 19 todavía existía cierto grado de confusión con los nombre científicos ya establecidos al igual que uso inapropiado del sistema. Por esa razón en 1842 un comité compuesto por algunos de los zoólogos más famosos de esos tiempos, incluyendo a Charles Darwin y Richard Owen, deciden crear y establecer un código para regular la formación de nombres y cuales nombres serían los considerados como válidos. Años más tarde, en el 1895, se decide establecer un cuerpo regulatorio, que se encargaría de crear y mantener ese código, es así como nace la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica. Desde entonces, la comisión se ha encargado de la publicación, y modificaciones al Código Internacional de Nomenclatura Zoológica (CINZ), ahora en su cuarta edición (2000). La comisión también se encarga de tomar decisiones respecto a problemas de nomenclatura existentes, y estos se hacen por medio de un pedido especial donde se establece el caso y las justificaciones para la permanencia o modificación a un nombre científico. Esta petición es luego evaluada por la comisión, quienes posteriormente emiten una decisión al respecto.
El principio base y fundamental del código es el Principio de Prioridad (artículo 23 del CINZ). Este establece que el primer nombre que se le asigna a un organismo es el que tiene prioridad sobre otros que pudieron ser establecidos posteriormente, y que queda atado a ese organismo. Los nombres que fueron designados posteriormente pasan entonces a ser considerados como sinónimos junior; estos quedan atados a la especie a la que se asignaron, pero pasan a un segundo plano. Aquí un ejemplo que ilustra la implementación del mismo.
En 1986, se describen en una misma publicación, dos especies de un grupo de mamíferos marinos fósiles (Domning, et al., 1986). Las especies, ambas pertenecientes al mismo género y descubiertas en depósitos de edad similar, fueron descritas y llamadas Behemotops proteus y Behemotops emlongi. Años más tarde, se descubren y posteriormente se describen fósiles adicionales de Behemotops proteus (Ray et al., 1994). Al estudiar los nuevos descubrimientos y comparar con los que se habían descrito anteriormente, los autores llegan a la conclusión que las especies que habían sido descritas anteriormente, en 1986, representan diferentes individuos (un adulto y un juvenil) de una sola especie. Por el Principio de Prioridad, el nombre que queda establecido como válido es Behemotops proteus, ya que aunque ambos nombres fueron publicados en el mismo trabajo, B. proteus fue establecido en la página 6 mientras que B. emlongi en la página 23 (Domning et al., 1986), siendo este último considerado ahora como un sinónimo junior del otro (Ray et al., 1994).
Sin embargo, la función del CINZ no es la implementación estricta del Principio de Prioridad, sino la preservación de la estabilidad y universalidad de un nombre científico. Ya sea por medio del Principio de Prioridad, o por medio de otros artículos los cuales permiten, siempre y cuando cumpla con algunos requerimientos, que se ignore el principio de prioridad, pero siempre con el fin de preservar estabilidad y universalidad de nombre científicos ya establecidos.
Espero que esta breve introducción les haya servido para entender los principios de nomenclatura científica. En la próxima entrada explicaré el caso del San Pedrito de Puerto Rico y el porque este es y probablemente seguirá siendo Todus mexicanus.
Referencias
Domning, D. P., C. E. Ray, and M. C. McKenna. 1986. Two new Oligocene desmostylians and a discussion of tethytherian systematics. Smithsonian Contributions to Paleobiology 59:1-56.
Ray, C. E., D. P. Domning, and M. C. McKenna. 1994. A new specimen of Behemotops proteus (Mammalia: Desmostylia) from the marine Oligocene of Washington. Proceedings of the San Diego Society of Natural History 29:205-222.
Estimado Dr. Vélez Juarbe:
ReplyDeleteAgradezco personalmente su aclaracion educativa de por qué el nombre "científico" del San Pedrito no se puede/debe cambiar.
Como zoólogo que soy, sabía que este movimiento político (?)vs el científico no se podía realizar.
Por otro lado, al estudié el comportamiento del ave (1987-1990) encontré tantas cosas fascinantes que tienen mayor peso que, esta propuesta semántica.
Si sirvió de inspiración el escrito de este servidor* en la elaboración de su artículo, entonces lográmos nuestro propósito de educar.
Siga haciendo su trabajo excelente de dejarnos sus descubrimientos de organismos extintos de una tierra cambiante...la que hoy llamamos Puerto Rico.
Atentamente;
Héctor E. Colón
____________
*Colón, Héctor E. Jan 20, 2013. "Identidad Boricua, El caso del Puerto Rican Tody, Todus mexicanus publicado en:
https://www.facebook.com/notes/hector-e-colon/identidad-boricua-el-caso-del-puerto-rican-tody-todus-mexicanus/443167265738966
Saludos Héctor,
ReplyDeleteMe alegra mucho que este escrito haya servido para aclarar dudas respecto a los nombres científicos.
De mi parte, le agradezco su nota la cual hizo que le prestara atención a este tema.